6 partidos, 2 empates, 3 derrotas, 1 victoria y un juego que no convence, esto es lo que describe a Colo-Colo desde la vuelta del fútbol tras el parón de 5 meses por el COVID-19.
“De atrás pica el indio”, una frase que se ha hecho popular en la historia del club debido a la capacidad de este a lo largo de su historia de vencer adversidades y sortear los obstáculos pese a lo complejo del panorama. Sin embargo, desde la vuelta del fútbol esta frase cada vez pierde más peso.
En el Torneo Nacional el “Popular” marcha en la posición 16 a tan solo 4 puntos del colista y con un juego que no convence a los hinchas. Esto sumado a los problemas entre el plantel y la dirigencia, el caso Valencia y la gran cantidad de lesiones, oscurece aún más el futuro de Colo-Colo.
Durante los últimos partidos se ha visto a un equipo cansado, sin ganas de jugar al fútbol y decisiones técnicas que extrañan a los espectadores. Llevándolo al partido más reciente, el día de ayer frente a Athletico Paranaense pudimos ver estas 3 aristas en su máximo esplendor, entre ellas, un sistema de juego totalmente “defensivo” (entre comillas porque el equipo estuvo muy lejos de defender) pese a la derrota 2-0 antes del minuto 15 del primer tiempo.
El principal responsable del mal momento del club es Blanco y Negro, desde su llegada el “Cacique” no ha podido ser ese equipo de antaño que era respetado en toda Sudamérica, a excepción del equipo del 2006. Esta crisis no comenzó este año, es un cúmulo de malas decisiones y una horrible gestión administrativa a lo largo de varios años, una gran reforma deportivo-social es lo que necesita Colo-Colo para salir del hoyo en el que se encuentra.
El mal momento del club se suma a la imposibilidad de asistir al estadio debido a la pandemia, por lo que no podemos “cantar con más fuerza si vamos perdiendo” para entregar el aliento al equipo que tantas alegrías nos ha dado. Pese a que es lindo imaginar que el momento actual sería distinto con público en el estadio, no es una locura pensar en la calculadora a fin de año para evitar el descenso, porque definitivamente, de atrás ya no pica el indio.