Columna de opinión: Recuperar lo nuestro

El Club Social y Deportivo Colo-Colo nace en 1925 de la mano de rebeldes jugadores de Magallanes, quienes…

El Club Social y Deportivo Colo-Colo nace en 1925 de la mano de rebeldes jugadores de Magallanes, quienes cansados de la mala administración del club, deciden renunciar a la institución y crear un nuevo club: nuestro querido y amado Colo-Colo.

Desde su primer año en competencia, el “Cacique” demostró que venia para quedar en la historia; y así fue. En su primera competencia oficial, el club fundado por David Arellano se impuso a todos los equipos de la Liga Metropolitana coronándose como campeón invicto en su primera temporada. La alegrías siguieron llegando al cuadro albo, el primer tricampeonato en los años 30′, el equipo que retrasó el golpe en el 73′ llegando a una final de Copa Libertadores (que debió ser la primera para Colo-Colo y nuestro país, pero eso es otra historia), en 1975 se inaugura el Estadio Monumental y en 1989 es reinaugurado, luego llegaría la tan ansiada “Novia de América” en 1991 de la mano del gran Mirko Jozic, la Interamericana, la Recopa Sudamericana frente a Cruzeiro en Japón y cientos de triunfos más.

Sin embargo, no todo podía ser alegre para el pueblo albo, el 23 de enero de 2002 se decretaba la quiebra del club más grande de Chile y con ella llegaban los “salvadores” del fútbol chileno: Las Sociedades Anónimas Deportivas Profesionales. Amparados por una ley del mismo nombre, usaron a nuestro club como experimento para instalarse en el fútbol nacional alegando ser quienes nos salvarían de la desaparición tras la dolorosa quiebra.

Si bien, en un principio muchos vieron con buenos ojos la inversión de empresarios en el fútbol, se olvidaron de algo: son empresarios. No venían a proponer grandes proyectos deportivos, no venían a dejar sus fortunas por el bien de los clubes, solo buscaban aumentar sus bienes y su poder a costa de millones de hinchas.

Un año para el olvido

El año pasado la administración de la Sociedad Anónima tocó fondo, la pésima campaña del “Popular” llevó al equipo a luchar por la permanencia en el duelo de repechaje frente a Universidad de Concepción.

Sumado al mal momento deportivo, la crisis dirigencial rompió las relaciones con el plantel, llevándolos a cobrar el seguro de cesantía y dejarlos sin sueldo durante el mes de abril del 2020. Tras el final de campeonato, se conoció la salida de uno de los máximos ídolos del club: Esteban Paredes. Para sorpresa de nadie a estas alturas, la concesionaria lo sacó de la institución por la puerta de atrás y mediante un llamado telefónico.

Una nueva etapa

En el mes de abril Aníbal Mosa y Leonidas Vial anunciaban la venta de sus acciones, tras varios movimientos, el Club Social y Deportivo, a través de Edmundo Valladares y Edison Marchant, tomó el control de la concesionaria. El cambio se notó de forma inmediata a la hora de tramitar salidas de distintos jugadores durante el primer semestre, entregando distinciones a quienes portaron con orgullo al Cacique en el pecho.

Poco a poco el CSyD está tomando más poder en la búsqueda de recuperar Colo-Colo de las garras de los empresarios y en medio de la vuelta del público al Estadio Monumental, se dio una gran noticia: El club social llegó a la impactante cifra de 25.000 socios al día.

Esta noticia llega en conjunto con el gran presente que vive el club en lo deportivo y lo bien que se están haciendo las cosas en la parte dirigencial. Estos 25.000 socios (y sumando) podrían significar recuperar el club y que vuelva a nuestras manos, a los hinchas, a quienes amamos a nuestro club, a quienes vivimos y morimos por ver a nuestro equipo, no a quienes tienen el signo peso entre ceja y ceja.

El año 2020, el Club Social, no superaba los 5.000 socios. Sin embargo, en diciembre del mismo año, llegó a tener más de 10.000 socios al día en el peor momento de nuestra historia. Si esto no es amor por los colores, no sabría como llamarlo.

Ya es hora de recuperar lo nuestro, porque Colo-Colo es de la gente, Colo-Colo es el pueblo, el carnaval, la alegría de millones de hinchas que sufren semana a semana los arrebatos de un sistema cruel, de quienes lo único que esperan son esos 90 minutos donde olvidan sus problemas y dejan la voz alentando al “Popular”. Porque tal como decía un lienzo desplegado hace unos años en el sector Cordillera del Estadio Monumental “El club de David no es para Goliat”.

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