Recuerdo una declaración suya en el peor momento de la historia de Colo-Colo: la del casi descenso. Él decía que jugando así, era más probable sumar que perder puntos. De esa época, su discurso sigue siendo el mismo. Un tipo honesto, profesional, humano y con una alta credibilidad en el plantel. Claro, viajó kilómetros en auto para asumir un equipo en estado terminal. Gustavo Quinteros, el argentino-boliviano que nos encanta y nos hizo olvidar al ex tóxico que casi nos dejó en la B.
“El Viejo Sabroso”, como le dicen por ahí, ha hecho algo impresionante. No sólo revivió al equipo, sino que sacó más de cinco canteranos, ganó la copa Chile, nos tiene punteros e ilusionados con hacer una buena Libertadores. Por si fuera poco, le están echando un ojo desde Quilín. Pero no jodan, el sabroso quiere quedarse y hacer historia en la alta competencia.
Ya todos y todas sabemos lo que dijo hace unos días. Quiere y valora al club. Se encariñó. Y más allá de la renovación, que es casi segura, Quinteros se quiere quedar por harto rato. Una prueba de ello, es que su familia ya llegó a Chile. Se asentó.
Ya es un histórico, y probablemente ya es uno de esos personajes de la historia del club que nunca olvidaremos. Pero obviamente queremos más. Mucho más. Tenemos hambre de gloria. De títulos. Y lo mejor es que él tiene un hambre más grande, esa que te da con el bajón.
El rendimiento de hoy ya es superior al mostrado en 2020. En esta misma fecha, pero en el campeonato pasado, éramos últimos. ¿Y hoy, dónde cresta estamos? Díganme, con fuerza, loco. Somos punteros. ¿Quién lo iba a creer?
Y déjenme decirle algo para terminar con el chamullo. Esto es mérito suyo y de su valioso cuerpo técnico. De nadie más. Revivió a un equipo muerto y lo hizo competitivo. ¿Es fácil? No, loco, no es fácil. Los equipos no juegan solos, no se arman solos. Su discurso es lo mejor. Los jugadores le creen, aunque los putee todo el partido.
Siga inventando, profe. Siga metiéndole ganas. No se vaya nunca. Aproveche de seguir sacándole jugo a un club que merece hace años volver a competir internacionalmente. La gente lo ama, le aplaude y si necesita algo, avise no más.
Haga lo que pueda. Le tenemos cualquier fe. En una de esas, destrona al gran Marcelo “Muñeco” Gallardo.