Empezábamos el partido penúltimos en la tabla. Solo arriba de un Venezuela que, si nos ganaba, nos alcanzaba. Pero el clima era distinto. Había renacido el exitismo del ‘bicampeón’. Ese que nos hizo odiables por todo Latinoamérica. Paraguay nos revivió. Eduardo Berizzo, con su planteamiento defensivo y aletargado, nos revitalizó. Así llegamos al duelo con la ‘Vinotinto’. Con un plantel más liviano y con ganas de retomar el rumbo.
En este nuevo clima, Ben Brereton ha sido fundamental. Durante la semana de resurrección, lo hicieron pebre. Tronco, poco habilidoso y que aún le falta mucho. Esto último parece obvio sabiendo que no lleva ni un año en la selección. “Ben” es el jugador que Chile necesitaba, el goleador que tanto anhelábamos. La sombra de Humberto Suazo, el último centrodelantero de ‘La Roja’, se está esfumando. Brereton está respondiendo con goles y su futuro parece prometedor.
Su carisma, su conexión con el equipo, su visión matadora en el área y su frialdad para definir lo están posicionando como una opción titularísima en la oncena de Martín Lasarte. Por si fuera poco, tal como lo dijo Mauricio Isla, el grupo lo aceptó desde el primer minuto. Contagia al resto. Y paulatinamente lo están considerando en la cancha. El pase de Jean Meneses, en profundidad y para echarlo a correr es prueba de ello.
Es cosa de tiempo que empiecen a confiar más en él. Y ello nos sirve para lo que viene. Chile está vivo pero los duelos de noviembre son durísimos. Sin embargo, hay fe y esperanza. Con Ben Brereton en el área, y no por las orillas, la selección tiene más opciones de hacer goles.
Aprovechemos a Big Bang Ben, el que nos eligió y el que no para de extender el proceso de vacunación en Latinoamérica. Paraguay y Ecuador son los próximos duelos.