El escenario se podría preveer. El que parecía ser un partido heroico por parte de los juveniles de Colo-Colo, terminó por poner la guinda de la torta al desastroso relajo con las medidas sanitarias. Y la ANFP, previo al partido, lejos de sostener una postura salomónica al respecto, se apegó a las reglas. Básicamente, no se quiso echar encima a los clubes profesionales. Pero les salió el tiro por la culata: hay más casos estrechos.
A la hora de buscar culpables, primero están los equipos. Y en el caso que nos compete, Colo-Colo. Acorde a los lineamientos del ministerio de Salud, se relajaron las medidas que tomaron en el peor momento de positividad en el país. Y, últimamente, los jugadores estaban teniendo comportamientos propios de un país sin pandemia. Como todos los ciudadanos del país.
Lo crítico del asunto es que por más que haya contratos, acuerdos y reglas, no se puede terminar jugando con chicos menores de edad. No corresponde. Hay temas de criterio, competitividad y salubridad. La situación no se puede resolver con parches, sobre todo cuando se perdió la trazabilidad. Si ayer era Colo-Colo y la Universidad Católica, hoy es Audax Italiano. Y así se esparcirá el virus, provocando que el campeonato más atractivo en años, se opaque por una ceguedad de las autoridades del fútbol.
¡Medidas y decisiones ya!
Si no quieren parar el campeonato, no lo hagan. Pero reprogramen por último. Paren el circo. Si es por temas de plata, cursen las multas correspondientes. Pero si es por un tema de reglas, deben reconsiderarlas. Las condiciones son muy distintas a cuando las redactaron. Ahora, si quieren pensar en los jugadores, reconsideren frenar el torneo unas semanas.
Hace una semana, estábamos todos alegres. Hoy el desastre es Monumental. Culpa de Colo-Colo, de los clubes, de las medidas y de la ANFP.
Como siempre, para que hacer las cosas bien si se pueden hacer mal. De igual forma, ya se ensució el torneo. Se les escapó de la manos.
Ahora, ¿quiénes jugarán con el complicado Santiago Wanderers?