El ídolo de Colo-Colo se alista para su partido de despedida, el próximo sábado 25 de marzo.
Esteban Paredes está ad portas de realizar su despedida, dándole un cierre a su exitosa carrera como futbolista profesional que lo vio brillar en su máxima expresión con la camiseta de Colo-Colo, razón por la que su último partido se dará el próximo 25 de marzo en un Estadio Monumental repleto.
Mientras esto sucede, el “Tanque” se dio el tiempo para conversar sobre su vida diaria. Desde hace un tiempo que se separó y comenzó su periplo de soltero en una casa nueva, la que de a poco va añadiendo más detalles a su gusto sentirse cómodo en el lugar. “Me siento en calma”, comentó en diálogo con LUN.
Pero el ídolo del Eterno Campeón profundizó en las actividades que realiza a diario y, además de trabajar en sus negocios, aprovecha de pasar buenos momentos, jugando golf y comiendo asados con Claudio “Bichi” Borghi, otro referente del Cacique.
“La entrañita no puede faltar, corte americano. Yo le saco toda la grasa y se pone súper poco, se come así tres cuartos. También el corte de punta de ganso, hay que hacerla a fuego lento. Tiro malayas de repente, un filete a veces… Tranquilito“, sostuvo.
La estrecha relación de Paredes con Justo Villar
Además, contó cómo ha ido mejorando en el golf, otras de sus pasiones que comparte con uno de sus ex compañeros, Justo Villar. “He mejorada harto gracias a Wilson Ferrada, kinesiólogo de Colo-Colo y Justo Villar, con quien jugábamos. El otro día me llama y me dice ‘eh boludo, me vas a tener que dar palos porque le estás pegando muy bien’, es porque habla con Wilson y lo datea”, manifestó.
Por último, abordó la crianza de sus hijos y recalcó estar muy contento con el más grande que ingresó a estudiar a la universidad. “Él tenía tres opciones -cuenta Paredes-: primero, periodista deportivo, pero le dije que no, porque los jugadores somos bravos y es difícil que te den nota. Lo entendió, pero le dije que si quería lo estudiara. Luego, Kinesiología, pero le dieron algunos tips y se fue a Sicología. Ahora me dice: ‘Papá, hay que leer mucho”, remarcó.