Durante la semana pasada el ex defensor de Colo-Colo sufrió la sensible pérdida de Miguel Ramírez, su padre, tras sufrir un accidente doméstico. Por ello el Cheíto señaló que “me siento en el desierto sin saber a dónde ir”.
El pasado viernes una importante información enlutó a todo el fútbol chileno. Aquel día se dio a conocer que Miguel Ramírez había sufrido la pérdida de su padre, quien falleció tras enfrentar un accidente doméstico. Luego de un par de días, el ex defensor de Colo-Colo conversó con LUN y entregó tristes detalles.
“Mi papá estaba con cáncer de próstata controlado hace dos años. El jueves en la mañana se estaba vistiendo y se fue de frente al piso, tuvo una fractura cervical y quedó tendido. Pese a que lo atendieron, quedó vegetal inmediatamente”, señaló.
Junto a ello, el Cheíto confesó que alcanzó a llegar para poder despedirse de su progenitor. “En el hospital lo intubaron, porque había perdido la conciencia y estaba en riesgo vital. Así que le pusieron medicamentos para mantenerlo con vida y esperar a que yo llegara, ya que encontré un vuelo a última hora para Santiago. Cuando llegué no hablaba. Espero que haya escuchado lo que le dije, que haya estado sin dolor”, agregó.
No obstante, en horas de la mañana terminó partiendo, algo que el ex futbolista 53 años aún no puede asumir. “(La muerte fue) muy rápida, por eso estoy en negación. Esto es un dolor nuevo para mí, la muerte de un padre es tremenda, nunca imaginé que sería así”, sostuvo.
Los últimos recuerdos con su progenitor
El actual entrenador de Universidad de Concepción también reveló cuáles fueron los últimos recuerdos con su padre. “Estuve con él dos semanas antes en Santiago y me dijo una cosa: tengo lisas mis manos y no porosas como siempre. Para él era raro eso, porque mi papá era súper trabajador, llevaba sesenta años de matrimonio con mi mamá y con sus manos construyeron la casa donde estaban viviendo y donde crecimos con mis tres hermanas, en Lo Prado”
A su vez, el campeón de la Copa Libertadores en 1991 contó la unión que tuvo con su papá en sus últimas horas. “Le devolví el llamado a mi hermana, porque yo iba a mi departamento después de entrenar, y me explica que lo estaban llevando al hospital. Mis hermanas y mi mamá me dieron lo mismo, conexiones”, comentó.
Su gran ejemplo
Miguel Ramírez también dio cuenta del gran ejemplo de vida que le dio su padre. “Por mi papá quise ser mecánico y hago cosas con mis manos (…) sé hacer de todo. Esa era su forma de decir que cuando uno emprendía algo había que hacerlo lo mejor posible, terminarlo y no dejar las cosas a medias y ser solidario con todos. Nos entregó valores que están en los cimientos de esa casa que construyó. Ha sido súper dolorosa su partida porque no la creo, me siento en el desierto sin saber a dónde ir”, señaló.
Para finalizar, confesó qué harán con sus restos. “Quería ser cremado y lanzado a un estadio o al mar. Creo que lo lanzaremos en San Antonio, porque cuando chicos nos íbamos a pescar jureles al muelle y después los freíamos para comerlos. Ya no me salen lágrimas, estoy deshidratado de tanto llorar. Son procesos, no me puedo contener”, finalizó Cheíto.
Recordar que Miguel Ramírez fue un destacado defensor central formado en Colo-Colo. Por el Estadio Monumental tuvo dos pasos, ganando diez títulos, entre ellos tres internacionales. También jugó en Real Sociedad, Monterrey y Universidad Católica. Además fue seleccionado nacional durante varios años.
Por otra parte en 2015 comenzó su carrera como técnico, dirigiendo por varias temporadas a San Luis de Quillota. Luego pasó por Santiago Wanderers, O’Higgins y Universidad de Concepción, donde se desempeña actualmente.