El emblema de Colo Colo y La Roja hoy se encuentra mucho mejor y repasó los días más complejos saber que padecía cáncer.
Lizardo Garrido es un emblema absoluto de Colo Colo. El “Chano” quedó en la historia grande por conquistar la Copa Libertadores en 1991, ganándose todo el cariño de la hinchada alba. No obstante, el 2022 no la pasó bien, luego de ser diagnosticado con Leucemia, un agresivo cáncer.
Su estado ahora es mucho mejor, por lo que decidió ser el protagonista del nuevo capítulo del programa “De tú a tú” de Canal 13, instancia en la que detalló los pasajes más difíciles que tuvo que afrontar. Eso sí, siempre en compañía de su familia.
“A mí me salió un herpes, se me manifestó con unas rayas rojas en el estómago, espalda y brazo izquierdo. Eso en la noche me quemaba“, comenzó relatando el ex defensor central del Eterno Campeón y la Selección Chilena.
Luego, abordó lo fuerte que fue recibir la noticia de la enfermedad que padecía. “Cuando me dijeron cáncer a la sangre me desmoroné y me caí. Les dije a mis hijos que yo no me quería tratar, no quería sufrir. No me da el cuero para estar acá nuevamente, otra vez toda la historia de Miriam en la clínica“, señaló.
Lizardo Garrido y el recuerdo de su esposa
No obstante, optó por iniciar el tratamiento con células madre que le proporcionó su hija y después de 73 días hospitalizado, su condición se transformó mucho más favorable. “Ahora estoy súper controlado, con médico, con quimio en pastillas. Me siento mejor, aunque hay días en que no me puedo levantar. Ya no tengo células cancerígenas en mi médula“, sostuvo.
Finalmente, Garrido recordó lo sucedido con su esposa, quien también tuvo cáncer y desafortunadamente falleció. “Yo no quería que me dijeran, porque olfateaba que venía mal la cosa. Y me dicen que tiene un cáncer al pulmón. Cuando le cortaron el pelo ahí fue muy difícil, muy fuerte. Para ella fue brutal. Y ahí empezó todo este martirio“, declaró.”A los 18 o 20 días empecé a sentir una angustia fuerte y un dolor en el pecho. Partí a la clínica, llegué justo y me dio un infarto. Creo absolutamente que fue de pena. Yo lloraba todos los santos días“, concluyó el gran Lizardo Garrido.